Un estudio del Observatorio
Corporativo Europeo al que 'Público' ha accedido en primicia alerta de
cómo los lobbies y las instituciones europeas se aferran al tratado con
EEUU para no regular los EDC, sustancias presentes en alimentación,
cosmética o medicina causantes de obesidad, esterilidad o cáncer
MADRID.- Están en los cosméticos y
los geles de baño, en los pesticidas que van a las plantas que después
servirán de alimento a otros animales, y por último a los seres humanos.
Están en los recibos del supermercado, en los envases de plástico, en
las sartenes de cocina: son los llamados Disruptores Endocrinos Químicos
(EDC en inglés), sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal
en humanos y animales, y que pueden causar problemas reproductivos,
obesidad o algunos tipos de cáncer, entre otras muchas enfermedades.
Bruselas tiene certificadas su existencia y algunos de sus efectos desde los 90, pero en más de 20 años no ha desarrollado una normativa que regule su uso, a pesar de las críticas de varios expertos. Y, de paso, contentando así a los lobbies de las multinacionales que se verían afectadas por una reglamentación, y que durante años han empleado todo tipo de tretas para retrasar la llegada de estas normativas.
Bruselas tiene certificadas su existencia y algunos de sus efectos desde los 90, pero en más de 20 años no ha desarrollado una normativa que regule su uso, a pesar de las críticas de varios expertos. Y, de paso, contentando así a los lobbies de las multinacionales que se verían afectadas por una reglamentación, y que durante años han empleado todo tipo de tretas para retrasar la llegada de estas normativas.
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http://www.publico.es/internacional/multinacionales-agarran-al-ttip-seguir.html?AAA
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